Sensación Runner, nace con la idea de crear un espacio idóneo, donde personas con la necesidad común de vencer sus propias limitaciones y dar siempre un paso adelante en su vida, se une y comparten sus experiencias a través de una actividad específica como es la de correr utilizando siempre está actividad como una herramienta que abre las puertas a una dimensión de retos constantes.
En sensación Runner no es prioridad los “tiempos” ni las “marcas”, aunque se respetan las necesidades de cada individuo y su proceso de desarrollo, lo que se persigue es esa sensación de haber finalizado una carrera o proyecto deportivo con el sabor de haber logrado y vencido, pese a las propias limitaciones y las limitaciones externas que se presentan, entendiendo que toda carrera es un proyecto a corto, mediano y largo plazo que necesita de una excelente preparación física y mental, para conseguir, lo que todos perseguimos: ser FINISHER, y es en este espacio que ofrecemos dicho apoyo, para que el desarrollo de la actividad sea la más satisfactoria y enriquecedora posible.

martes, 21 de julio de 2015

Ácido láctico: ¿el bueno o el malo de la película?



El ácido láctico no existe solamente para complicar tu vida. Conocé un poco más sobre este compuesto orgánico y sus funciones.

Ya habrás maldecido al ácido láctico miles de veces, culpándolo por aquel dolor molesto que aparece después de una competencia o de un entrenamiento intenso, que hace que tus piernas se parezcan a un pedazo de madera. Pero él no es el villano que todos imagina, conocé en esta nota cuál es la verdadera función del ácido láctico.


En las células musculares:

Es tu cuerpo quien produce ácido láctico en todo momento, y no únicamente cuando estás corriendo. Como resultado de la importante misión de transportar el oxígeno hacia las células con el fin de producir energía, los glóbulos rojos deben producir también el ácido láctico – fácilmente absorbido por el organismo en estado de reposo.


Bicarbonato de Sodio:

Durante el reposo, o en actividades leves/moderadas, el bicarbonato de sodio presente en el cuerpo es el responsable de mantener el equilibrio, ya que neutraliza con facilidad la acumulación de Ion Hidrógeno, resultante de la producción de energía. Sin embargo, por ser limitado, cuando se realiza una actividad extenuante, como una carrera de alta intensidad, el cuerpo ya no es capaz de neutralizar ese ácido.


Grasa por glucosa:

A medida que aumenta la intensidad del ejercicio el cuerpo comienza a utilizar diferentes fuentes de energía (es así como alcanza el umbral anaeróbico*). Si antes prefería usar la grasa, ahora exige glucosa (carbohidratos) en una mayor escala. Sin embargo, la glucosa está en nuestro organismo en menor escala. Para no terminar con el stock, aparece la fatiga, que le pide al cuerpo disminuir el ritmo. En ese momento, el ácido láctico comienza a soltarse, ya que es uno de los “subproductos” del consumo de glucosa como energía.

(*) Umbral anaeróbico: carga máxima que es posible soportar en un ejercicio, sin producción excesiva de ácido láctico.


Señal de dolor:

Cuando la cantidad de Bicarbonato de Sodio que metaboliza el ácido láctico comienza a disminuir, el cuerpo entra en acidosis metabólica, lo que perjudica la contracción muscular y limita la duración del ejercicio, presentando síntomas de fatiga. Esto sucede porque la energía se forma y se consume a una velocidad mucho mayor de lo que se puede mantener en una fase estable.
Dividiendo el ácido láctico:

Por lo tanto, no es el lactato el malo de la película. Las células musculares lo utilizan como energía, el hígado lo transforma en glucosa y también el corazón, aunque en menor escala, lo transforma en energía. El lactato nos da aquella manito final para continuar corriendo a pesar de la acidosis metabólica.


El lado oscuro:

El lactato se transforma en energía. Ahora bien, el ácido H+ está ahí, circulando en la corriente sanguínea, y debe contenerse. Para eso se une al bicarbonato de sodio, que termina transformándolo en agua y gas carbónico. Pero cuando la reserva de bicarbonato de sodio escasea, el ácido se libera por la corriente sanguínea, causando ese dolor que todo corredor que desafió sus límites, conoce.


Cómo eliminar el ácido láctico


Para eliminar el exceso de ácido láctico acumulado en nuestros músculos y sangre, tras una carrera o entrenamiento intensivo, sería recomendable, hacer un “trote” a ritmo suave entre 10-20 minutos. Esto ayudaría a que la sangre drene el exceso del ácido láctico acumulado que pudiera quedar en los músculos, aminorando de ese modo la sensación de dolor y agotamiento muscular. Una vez finalizada esta carrera continua en modo suave, y para continuar eliminado el posible ácido láctico restante, habría que realizar una serie de estiramientos, con el fin de eliminar la tensión muscular producida y facilitar la irrigación sanguínea en el propio músculo. De esta manera ayudaremos a eliminar ácido láctico de nuestro cuerpo. Ahora nos toca descansar unas 48 horas, hasta el próximo entrenamiento intensivo, ya sean partidos completos, de competición, de entrenamiento, clases intensivas, carreras largas… Durante esas 48 horas no hay por qué guardar absoluto reposo, se pueden hacer actividades como carrera continua suave, paseos en bicicleta o andando…Lo importante es dejar que el músculo se recupere del estrés producido por aquel entrenamiento intensivo En el caso que no consigamos eliminar el exceso de ácido láctico (siempre en altas concentraciones), podrían asociarse síntomas como, nauseas, vómitos, dolor abdominal, respiración acelerada o con dificultad, cansancio extremo, manos y pies fríos o anomalías en latidos cardíacos Conclusión Ahora ya sabes cómo evitar esa sensación tan desagradable después de un duro partido, entrenamiento intensivo, carrera larga….Sólo hay que hacer un poco de carrera continua suave, como coloquialmente se denomina para “enfriar” o “vuelta a la calma” y una buena sesión de estiramientos…listo y 

¡!!!!VAMOS!!!!!!


AMC


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